Article publicat en el seu dia a MotorFULL, blog d’Hipertextual en el que hi vaig col·laborar durant un parell d’anys i que tancarà la paradeta en breu. En el seu dia ja vaig fer una breu referència al blog, però he decidit publicar la entrada íntegra abans de que es perdi. Tingueu en compte que els articles originals es van publicar el desembre de 2010, així que és possible que algunes dades i informacions no siguin del tot correctes. En tot cas he intentat actualitzar-les en la mesura del possible. Les fotos corresponen al Rebel Run 2010 i al AvD Oldtimer Grand Prix d’aquell mateix any.
Después de haber hablado del Nürburgring y de lo que debemos tener en cuenta a la hora de lanzarnos a conducir por sus 154 curvas, hoy os quería dar una visión general de lo que uno puede hacer en la zona, si no tiene intención de meterse a pilotar dentro del circuito. Y es que aunque no lo parezca, la oferta gastro-lúdico-festiva que ofrece esa región es mejor de lo que uno podría esperar.
Entre las localidades situadas alrededor del Norschleife, hay dos que concentran la mayor parte de la oferta lúdica en la zona: Adenau y Nürburg. Mientras que Adenau es algo más festiva, según dicen los que han estado, yo os voy a hablar del pequeño pueblo de Nürburg – porque es el que conozco, y porque es la “zona cero” del circuito, donde está lo más importante y lo que no os podéis perder. Teniendo en cuenta que el Nürburgring viene a ser algo así como la Meca para todo aficionado al motor, reuniendo a gente que viene de todos los rincones de Europa, la localidad de Nürburg, un pequeño pueblo que no debe llegar a los 200 habitantes, mantiene ese aire de pueblecito de la “campiña” alemana, habiéndose mantenido prácticamente intacto a pesar del paso del tiempo. En él no encontrareis ni edificios altos ni discotecas, ni nada que se le parezca: tan sólo casas particulares y dos o tres hoteles repartidos en un área que de punta a punta no debe hacer más de 600 metros.
Lo mejor de este pequeño pueblo, no obstante, es la situación. Entre Nürburg y la entrada al Nordschleife hay 1,5 kilómetros, mientras que la distancia que lo separa de la zona del trazado de Gran Premio es de 1,2. Justo en medio. Eso lo convierte en un sitio perfecto donde montar el “campo base” y moverse por la zona sin preocupaciones.
EL CIRCUITO DE GRAN PREMIO
El circuito de Gran Premio, también conocido como Sudschleife e inaugurado en 1984, sufrió una completa remodelación hace un par de años. Los nuevos propietarios le han querido dar un impulso y vaya si lo han logrado. Para empezar, junto a la tribuna principal (“debajo” sería un término más adecuado) se ha construido el Ring Boulevard, una galería comercial que hará las delicias de todo aficionado al motor. Se trata de una especie de nave industrial de proporciones bíblicas, donde se pueden celebrar concentraciones y acontecimientos de todo tipo a resguardo de la lluvia – muy habitual en la zona, por cierto.
Entre las tiendas que podemos encontrar en el Ring Boulevard está la Ferrari Store, la tienda de Aston Martin, o varias franquicias con merchandising del circuito. Por haber, hay incluso concesionarios de marcas como Radical o incluso Nissan, con algunos de sus modelos más deportivos expuestos para goce y disfrute del visitante. Este último, en especial, es una visita obligada, no ya por el Nissan GT-R SpecV o el viejo Datsun 240Z, sino por tener una maqueta a escala del Nordschleife bajo un suelo de cristal sobre el que podemos caminar y examinar al detalle.
Lo que más llama la atención, no obstante, es una montaña rusa gigante – a lo Abu Dhabi – que recorre toda la recta principal, desde el Hotel Dorint hasta final de recta. Sin embargo, después de la renovación he visitado el Nürburgring en dos ocasiones y nunca la he visto en funcionamiento. Entre tú y yo: prefiero las subidas y bajas del Nordschleife.
RINGºWERK
Una de las novedades más visitadas de la remodelada zona de Gran Premio es, sin duda, el ringºwerk. Se trata de un museo muy interactivo en el que podemos encontrar coches como el Ford Capri Grupo 5 de Zakspeed o el Opel Astra DTM ganador de las 24 Horas del Nürburgring de 2003. Lo que más llama la atención, no obstante, es la cantidad de elementos interactivos que podemos toquetear, lo que hará las delicias de los más pequeños: el RingºWerk es un sitio ideal si os animáis a subir al Ring con hijos. Tenemos desde películas en cuatro dimensiones, con una docu-drama algo cutrillo sobre las 24 Horas, a cines que se mueven y que te meten de lleno en el Ring en medio de una carrera de sport-prototipos. Eso por no hablar de los simuladores de Formula 1 donde uno tiene la oportunidad de sentarse en un monoplaza de verdad.
Los horarios de visita son de 12:00 a 17:00 entre semana, y de 10:00 a 18:00 los fines de semana y festivos (así como en verano). El precio de la entrada es de 19,50 € para adultos (gratis si compramos un pack de 4 vueltas al Nordschleife, recordad) y 11 € para niños. Puede parecer caro, que es lo que pensé yo al entrar, sin mucha motivación, todo sea dicho. Pero he de reconocer que vale mucho la pena.
>>> Aquí trobareu els horaris i tarifes actualitzades a 2013.
UN PARAÍSO PARA FOTÓGRAFOS
He de admitir que me encanta la fotografía, y, de entre todas las especialidades que ésta ofrece, lo que más me gusta es indudablemente fotografiar coches. Es lo que algunos llaman car hunting: “cazar” deportivos con la cámara, coches que difícilmente verás en las calles de tu ciudad – a no ser que tengas la suerte de vivir en Monte-Carlo. Y es que si en el Nürburgring abunda una cosa, eso son los coches especiales y únicos.
Para que os hagáis una idea, hay más Porsche 911 GT3 que 911 Carrera, y más BMW M3 CSL que BMW M3 “normales”. Es, literalmente, el paraíso. Si os gustan los Ferrari o los Lamborghini, no obstante, no esperéis gran cosa: no se si es porque el tipo de cliente es diferente, o porque los deportivos italianos no están del todo adaptados a las características del Nordschleife, pero el hecho es que ver un Ferrari rodar por el Ring no es una cosa muy habitual. Como mínimo en comparación a los Porsche 911 Turbo y 911 GT3 que uno suele encontrarse por ahí; digamos que la proporción es algo así como de 50 a 1.
Sitios donde sacar buenas fotografías pueden serlo básicamente todos: desde el aparcamiento hasta las barreras de entrada, aunque yo recomiendo especialmente dos: la rotonda que da acceso al circuito, y la gasolinera que hay en Döttinger Hohe, la más cercana al circuito y en la que tarde o temprano repostan casi todos los deportivos que pasan por el Ring. No obstante, si se quieren sacar buenas fotos de los coches “en acción”, siempre podemos ir a…
BRÜNCHEN, PFLANZGARTEN Y EL KARUSSELL
Brünchen y Pfanzgarten son los dos puntos del circuito de más fácil acceso, y a los que se puede llegar en coche de la forma más rápida: tan sólo hace falta tomar la carretera principal (258) en dirección opuesta a la recta, y torcer a la izquierda para meternos en la 412. A la que veias trope-mil coches aparcados, ya habéis llegado. Brünchen en particular es la mejor de las dos zonas para tomar fotografías, ya que el propio aparcamiento acaba en una especie de grada “natural” sobre el trazado. Pfanzgarten, por su parte, es quizás un poco más espectacular, pero la ubicación y, sobretodo, la altura de las vallas, hace que tomar fotografías se convierta en toda una odisea.
Si queremos ir a cualquier otra curva, preparaos para una buena excursión. Ese es el caso del famoso Karussel: desde el aparcamiento en Brünchen debemos cruzar por debajo de la pista, y tomar un sendero que nos llevará a la famosa “paella” de 270º. En total, la caminata debe ser algo así como dos o tres kilómetros, unos 45 minutos al cambio, bosque a través por un camino bastante bien señalizado. Eso sí: si teneis la oportunidad y el tiempo para ir, no lo dudeis: vale mucho la pena.
Otro punto de interés, y de relativo fácil acceso desde el pueblo de Adenau, es la chicane Adenauer Forst. Eso si, la subida que separa el aparcamiento de la curva ¡no le tiene nada que envidiar al Angliru! Resulta curioso que un circuito con la repercusión que tiene el Nürburgring, con la de gente que atrae y la de masas que es capaz de movilizar, haya permanecido totalmente inalterado ante el paso del tiempo: no hay ni caminos asfaltados, ni gradas, ni hoteles de más de tres pisos. Es como si el tiempo se hubiese parado en los años sesenta.
PISTENKLAUSE
Independientemente si hemos pasado todo el día dentro del circuito o si por contra, no hemos parado de hacer senderismo mientras nos movíamos de curva en curva, al llegar la tarde lo único que apetece es una buena cena regada con una típica weissbier alemana. De restaurantes hay muchos y muy variados – incluso un Subway, en la zona del trazado de Gran Premio – aunque hay uno que destaca por encima del resto: Pistenklause.
Este restaurante-hotel está situado en Nürburg y es propiedad de la familia de Sabine Schmitz – toda una leyenda en la zona, y conductora habitual de los Ring Taxi de BMW. De hecho, si estáis de suerte, incluso la podréis ver atendiendo las mesas como una camarera más. Ese es el ambiente del Ring. Las paredes del local están forradas de historia: desde pósters y fotografías firmadas por pilotos como Niki Lauda o Nelson Piquet, hasta pegatinas, pintadas o incluso parachoques y alerones de coches accidentados. Creedme, no queda un centímetro sin la correspondiente postal, foto o pegatina de turbo – es increible. Evidentemente, en un restaurante tan tradicional como Pistenklause no es fácil encontrar mesa, y en los fines de semana de verano, menos todavía, por lo que es conveniente reservar con bastante antelación. Eso si: si váis, no os perdáis su delicioso rumpsteak.
EL RING-TAXI
¿Que mejor forma de conocer un circuito como el Nürburgring que al lado de un piloto profesional, en un coche de más de 500 caballos? Eso es el BMW Ring Taxi, un servicio que ofrece BMW, y que por 195 € nos permite disfrutar de una vuelta en un BMW M5, al lado de pilotos de renombre como la propia Sabine Schmitz. Si el precio os parece caro, pensad que en esa vuelta pueden ir tres personas, por lo que el éste se reduce de forma considerable. De hecho, a BMW cada vuelta le cuesta 480 €, por lo que pierde dinero cada vez que sale a la pista. Y no precisamente poco, que digamos: pensad que los neumáticos se cambian cada 10 vueltas, las pastillas de freno cada 20, y la suspensión cada 50, y que cada año, se estrena coche nuevo. Con razón no salen los números.
>>> Els preus i la info corresponen a 2010. Des de llavors el Ring-Taxi ha passat de ser un M5 E60 a un M5 F10, amb tots i cadascun dels 560 CV que rendeix el seu motor V8 bi-turbo. Per desgràcia Sabine Schmitz ha deixat de ser una de les conductores oficials. Per més info podeu visitar la web oficial.
Las reservas las podeis realizar a través de la página de BMW Motorsport, aunque ya os aviso que es bastante difícil conseguir un hueco, ya que cuando salen a la venta, desaparecen en cuestón de minutos. Dicen que una buena forma de lograr un asiento es presentarte en el aparcamiento (desde donde salen los dos Ring Taxi que normalmente ofrecen el servicio) y apuntarte a una lista de “reservas”. A la que alguien no se presenta, el sitio es tuyo. Claro que eso implica estar siempre localizable – y no moverse de la zona.
Hablando del Ring Taxi, no está de más acercarse a las instalaciones que BMW tiene en el centro de Nürburg. En el interior del local, visible desde la calle gracias a grandes ventanales, se pueden ver un par de BMW E36 320i ganadores de las 24 Horas del Nürburgring y alguna que otra joya. Y si tenéis suerte, como yo la última vez que estuve allí, incluso podeis ver una veintena de BMW M3 igualitos preparados para los cursos de conducción. Verlos todos juntos, uno al lado del otro, es toda una visión.
¿CUÁNDO IR?
A estas alturas, pocas cosas me quedan por explicar que no os haya explicado ya. Una de las cosas que hay que tener en cuenta es cuándo ir. Pensad que el circuito está cerrado mientras dura el invierno – aunque sin fechas concretas, eso sí. Todo fin de semana es bueno, especialmente si hace sol, aunque en Julio y Agosto hay dos acontecimientos que vale la pena no pasar por alto. Uno de ellos es el Eifel Rally, un rally de históricos (aunque también puntuable para el campeonato nacional) que se celebra en la localidad de Daun, a unos 30 kilómetros de Nürburg. La lista de inscritos no hace más que mejorar año tras año, y en la edición que yo fui, podías ver coches míticos como los Lancia 037 y Stratos, el Peugeot 205 Turbo 16, o incluso el impresionante Audi Sport Quattro S1, del que habían dos unidades. Ideal para todos los amantes de los rallys a la vieja usanza.
Otro de los acontecimientos que merece la pena visitar es el AvD Oltimer Grand Prix, al que he tenido la oportunidad de asistir este verano. Se trata de carreras de coches históricos en el circuito de Gran Premio: desde Formula 1 hasta los espectaculares sport-prototipos de Grupo C, pasando por los habituales Porsche Carrera 6, los Lola T70, o los brutales Porsche 935 K3. Lo mejor de todo, no obstante, es todo lo que rodea las carreras: el paddock se llena de coches clásicos, de clubes, de empresas especializadas, y de marcas como Mercedes-Benz con su departamento de coches clásicos. Con todo, puedes estar tranquilamente disfrutando de una concentración de Porsche 911 2.7 Carrera RS, como gozando delante de uno de los cinco únicos Mercedes-Benz CLK-GTR Roadster que se fabricaron. Y por si eso no fuera poco, el acceso a los boxes es libre, así como al pitlane, con lo que la experiencia no podría ser más redonda.
Otra de las ventajas del AvD Oldtimer Grand Prix es que la mayoría de coches clásicos que hacen acto de presencia en el paddock del circuito de Gran Premio no desaprovechan la oportunidad de rodar en el viejo Nordschleife, con lo que no es difícil ver aparatos como un BMW M1 o un Chevrolet Corvette C3 Stingray, rodando tranquilamente por el Ring. Realmente, el ambiente durante todo el fin de semana es inmejorable, especialmente para los amantes de los clásicos.
La verdad es que después de escribir esta Guía Práctica de Supervivencia para el Nürburgring me han entrado unas ganas irrefrenables de volver al mítico Nordschleife. Ojalá esta guía os haya servido de ayuda y haya sido el empujón definitivo que necesitábais para ir de una vez por todas al Ring. Después de todo, y como dije en la primera parte, todo aficionado al motor debería peregrinar al viejo Ring, como mínimo, una vez en su vida… aunque avisados estáis: a la que vayáis una vez, después ya no podréis pensar en otra cosa.
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